París 28 Abril 1842.
Amado hermano: Te repito un millon de veces las espresiones de mi agradecimiento por la puntualidad con que me has informado del estado de mi hijo, bien rezo que es lo mejor, y ahora a ratos quiero persuadirme que no ha sido mas que un miedo un susto, pero ese mal es tan grande, tan grande que su solo amago hace temblar.
Por Dios procura que se cuide, y que no obuse de la hermosa naturaleza que Dios le ha dado.
No he escrito mas extensamente no mas amenudo por no abusar de tu bondad, pues tu ya sabes que nadie en el mundo te quiere con mas sinceridad que yo. Abraza por mi a todos tus amables hijos, y reciviendo espresiones de Pepa, dispon siempre como gustes de tu afectuosa hermana.
María.
En este momento acabo de recibir sus cartas hasta el 19, y veo por ello que a Dios gracias mi hijo va siguiendo en su mejora, y que ha decidido el hirse a Sarriá esto no es lo que yo deseaba, pero es preciso someterse. Adios otra vez querido hermano, estoy esperando tu carta del 24.