París 26 Mayo 1842.
Amado hermano: La gratitud que te debo por tu nunca demasiado cariño, y sobre todo por el esmero con que esta ultima ocasión me has consolado de la enfermedad de mi hijo, no me permiten olvidar los dias de su patron, ya que no es posible que se los de personalmente, admite al menos los votos que formo para que te sean tan grandes y plausibles como los quisiera para mi misma, y crehe que deseo que se te repitan ahora mas allá de los que mas conceda la providencia.
No dudo de que creheras que este deseo es sincero y que sale del corazon de tu mas afectuosa y apasionada hermana.
Maria de Janer y de Gónima.