Saga Bacardí
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ARTÍCULO DEL DOCTOR GARRALDA SOBRE MARTÍN MÓNACO DE ANSA.


He solicitado permiso al Doctor Garralda para publicar el artículo que a continuación voy a exponer.
Agradezco la amabilidad y el tiempo que me ha dedicado al Doctor Garralda, pues gracias al profundos conocimiento del carlismo y del siglo XIX en Pamplona que posee, me ha permitido conocer tanto a Martín Mónaco, como al entorno social, económico y político de esta persona.

“Martín Mónaco, un hombre de negocios pamplonés en una época convulsa (1813-1833)”
Por José Fermín Garralda Arizcun Doctor en Historia Pamplona, 27-III.2016.

Los estudios biográficos y de prosopografía son el soporte de muchas aportaciones en la ciencia histórica.
A petición de un amigo, vamos a realizar una breve semblanza de un comerciante de Pamplona durante la primera mitad del siglo XIX.
Martín Mónaco, fue un hombre que pasó buena parte de su vida desapercibido como muchas vidas de entonces, aunque trabajó lisa y llanamente para su familia y el bien común en la medida de sus posibilidades. Aunque hubo muchos casos como el suyo, difundir algunos aspectos de su vida puede animar a otros a realizar semblanzas de diversos personajes con el objeto de poder trenzar, entre unos y otros, cualquier época de los antepasados.
Martín Mónaco tuvo cierto prestigio entre sus conciudadanos de Pamplona y vecinos de la parroquia de San Lorenzo de Pamplona. Recogeremos algunos datos de su persona durante la convulsa primera mitad del siglo XIX, momentos en los que participó algo de una y otra manera. ¿Cómo reaccionó Mónaco en estos tiempos convulsos? ¿Qué y cómo aportó algo al bien común?
Como no hay hombre sin su época, enmarcamos las actuaciones de Martín Mónaco en los conflictivos tiempos por los que atravesó Pamplona durante la guerra contra Napoleón, en el primer liberalismo de 1820-1823, y en los primeros tiempos de Isabel II y I de Navarra. Indico la cifra de Isabel II aunque Martín Mónaco fuese carlista, y reconociese a Carlos V y VIII de Navarra. Con permiso del lector realizo la aclaración que suelo hacer a mis alumnos. Creo que el historiador debe poner las cifras de los monarcas correspondientes del pasado según se encuentran en la documentación, sin hacer o someterse a la historia “oficial” –la más común - y menos partidista. De esta manera se deja patente ante el lector el verdadero conflicto y tensión de cada época. Hablando de don Carlos V de Castilla y VIII de Navarra mostrará en su profundidad el significado de la persona y Causa del pretendiente para unos y monarca para otros, pero sobre todo será fiel a los hechos y documentación, y transmitirá al lector el drama de su momento, expresado en el hecho de que dos vecinos y conciudadanos tenían diversas fidelidades, lo que es patrimonio del alma. El conflicto sucesorio fue dramático en 1832-1833 y también la Causa política, social, de pensamiento y hasta religiosa como sustrato último (1).
Las fuentes utilizadas para la semblanza de Martín Mónaco pertenecen al Archivo Municipal de Pamplona (AMP) y el Archivo general de Navarra (AGN), a los que hemos accedido para estudiar dichos períodos así como el siglo XVIII pamplonés. También hemos accedido a los archivos parroquiales de San Juan, San Cermín, San Lorenzo y San Nicolás en Pamplona con ocasión de identificar las obrerías parroquiales, organización participativa ésta que fue una de las pocas que se mantuvo en medio del desorden napoleónico. Hemos recibido algunos datos biográficos de la amabilidad de don Julio-Carlos García Castrillón, gracias a las posibilidades ofrecidas por la Red internauta.
Permita el lector que entre la bibliografía cite varios de mis trabajos, con omisión de los de diferentes autores recogidos no obstante en ellos.
Antes de seguir adelante, dejamos constancia en estas páginas que ya parece haber pasado la época del encono que varios historiadores mantuvieron -incluso por escrito- contra los que discrepaban de su metodología, planteamientos y conclusiones. Querían aquellos apagar la llama joven que tanteaba no sin esfuerzo nuevos caminos. Me refiero a los desafortunados y nada académicos comentarios de Aróstegui, el joven Pan-Montojo, del Rio Aldaz, y hasta Canal contra diversos historiadores que promovieron directa e indirectamente diferentes trabajos, una revista de historia que ya se acerca al centenar de números, y una prestigiosa editorial- Estas nuevas actividades, no controlada por quienes de diversas formas y suerte habían ocupado las cátedras universitarias durante décadas –dominio y poder según algunos-, se prolongó en los premios anuales de la Fundación Larramendi de los que tantos historiadores de categoría se han aprovechado. Alguien ha dicho que el tiempo pone a cada uno en su sitio.
En relación con nuestras aportaciones relativas a la Pamplona de 1820 y 1833, hemos apreciado el silencio del profesor Felones por lo que respecta a la tendencia carlista que demostramos propias del Ayuntamiento y la Diputación del Reino en 1833, pues en su divulgación don Román mantiene que ambas instituciones eran de mayoría liberal o isabelina o cristina, cuando está demostrado y publicado que eran carlistas hasta que lógicamente el virrey isabelino realizó las oportunas expulsiones. En esta postura se aprecia un singular seguidismo –y no es el único- de la profesora Mina. Así mismo, el profesor Herrero ignora nuestras aportaciones a la Milicia Nacional de Pamplona en 1820, aun cuando sabe que nuestro método ha sido el de cotejar persona a persona y con sumo trabajo las diferentes listas y hechos acaecidos en 1820-1824. Otros como García-Sanz las han tenido mucho más en cuenta.

1 PERSONAS Y ENTORNO FAMILIAR.
Martín Mónaco figura en la lista del padrón municipal de Pamplona de 1821. En él se recoge que era natural de Sáldias (Reino de Navarra), tenía 40 años, estaba casado con Francisca Ardanaz, de 33 años y natural de Pamplona, de la que tenía tres hijos pequeños. Era de profesión cerero. Vivía en el barrio de Rua mayor, calle Rua mayor nº 68. Once años mas tarde, en el padrón municipal de 1832 figura como natural de Sáldias, con 53 años, de profesión cerero, casado, con esposa y dos hijos. Su domicilio era Rua Mayor nº 67 y 68 (2).
Según me comunica don Julio-Carlos García Castrillón (3), el abuelo de Martín era de Palermo, por entonces Reino de las Dos Sicilias. Hacia 1740 consta que residía en un pueblo de Aragón. En alguna documentación, a dicho historiador le consta que Martín era cirujano.
También aporta que el 15-11-1847 (y no el 24-1-1814), Juan Pascual (y no José Antonio) de Mónaco, hermano de Martín, contrajo nupcias con Ana Josefa de Baleztena (de la familia Balextena actualmente propietaria de la casa que construyó Mónaco), en la parroquia de Saldias.
Añade que Mónaco tuvo un hijo llamado Gervasio, casado con Bernabea Irañeta, y que fue secretario del hacendado Nazario Carriquiri. La hija de Martín Mónaco, Joaquina Mónaco Ardanaz, casó con Salvador Zapatería. Su otra hija Victoria casó con Ramón Cía.
Pasamos ahora a nuestra investigación sobre el Trienio de Pamplona, d ela que sabemos que Salvador Zapatería era boticario y ocupó seis veces el cargo concejil de regidor –omito los años y fecha completa-, era un decidido realista y despues será carlista. De Ramón Cía no tenemos noticias durante el Trienio pamplonés.
Al margen de cuestiones familiares, sabemos que Mónaco construyó con Modesto Jaime, natural de Pamplona, la casa que posteriormente y hoy es de la familia Baleztena, situada entre la Plaza del Castillo y el Paseo de Sarasate. La construyeron como propietarios a partes iguales entre 1832 y 1840. Esto indica la buena posición social y considerable fortuna de sus propietarios.
Respeto a la idea, algo debe indicar que Martín Mónaco figurase entre los vecinos de Pamplona que eran suscriptores al Rancio (seud.) o Filósofo Rancio, concretamente a las cartas filosóficas del maestro Fray Francisco Alvarado (4). Es conocido el pensamiento tradicionalista de este autor que conecta con los clásicos españoles y él mismo es considerado como uno de ellos en la literatura posterior. Era opuesto al liberalismo desde el pensamiento aristotélico tomista.
En las páginas finales del libro de Alvarado (p. 367-392) fechado en 1825, hay una lista de los llamados “suscriptores al Rancio”. Suponemos que son suscriptores de las diecinueve entregas en forma de Cartas aristotélicas que constituían la obra. Que se encabece la lista con el “Más suscriptores de Navarra” no significa que haya otros suscriptores navarros anteriormente.
Los suscriptores que figuran y son vecinos de Pamplona son pocos y, siguiento el orden, son los siguientes.
El Vicario de la parroquia de San Lorenzo: por fechas, pues septiembre de 1823 no es 1820-1822 y 1824-1825, no tiene por qué ser Miquel José Villanueva, que era liberal y fue apresado por el Ayuntamiento legítimo de septiembre de 1823 (5).
Leandro Muru, corista de San Saturnino: ignoramos su tendencia política.
Fr. Benito Martínez, franciscano: ignoramos su tendencia polçitica.
Benito Antillón: noble, hacendado, realista, carlista.
Martín Mónaco: cerero, administrador, carlista.
Simón Grande, procurador de los Tribunales reales: Procurador de la Audiencia, realista (6).
Vicente Vergara: Hidalgo, propietario, labrador, realista.
Casildo Goicoa; Parece que es realista (en 1821 tiene 18 años), si es hijo de Matías Antonio, (procurador y escribano) que fue realista y luego será carlista.
Miguel Tirapu: ignoramos su tendencia política (7).
Hemos incluido de estos suscriptores la profesión y tendencia política en el Trienio y 1833. Se observa que de los 6 seglares parece que hay 5 realistas o carlistas. Queda pendiente investigar si el párroco de San Lorenzo en septiembre de 1823 era el mismo que el mencionado entre los suscriptores al Rancio.

2. CARGOS MUNICIPALES.
Martín Mónaco ocupó varios cargos públicos de interés en Pamplona, mucho antes de ser expulsado de su empleo por desafecto a doña Isabel en 1834, lo que expresa su prestigio social durante años (8).
El Ayuntamiento de Pamplona se elegía cada año incluyendo representantes de los tres Burgos: 5 regidores por el Burgo de San Cernin, 3 por el de la Población o San Nicolás, y 2 por Navarrería. Así fue desde el Privilegio de la Unión de 1423 hasta la reforma en sentido tradicional –tradición renovadora- de 1817. Los elegían los regidores salientes, quedando estos últimos como consultores o consejeros.
Martín Mónaco fue regidor de Pamplona por el Burgo de San Cernin el 1-IX.1811. Fue regidor 5º, es decir, ocupó el puesto último del Burgo, sabiendo que en el siglo XVIII los últimos regidores de cada Burgo eran siempre comerciantes. En ese momento pagaba una alcabala por encabezamiento media comprada con las de otros cereros y chocolateros.
Martín Mónaco es votado para ejercer de elector parroquial en la Junta Electoral que se reunió en la parroquia de San Lorenzo el 21-XI-1813 (9).
Luego los electos debían reunirse para elegir el nuevo Ayuntamiento constitucional, impuesto con el automatismo de la legislación que traía el Ejército salvador frente a Napoleón y la sorpresa que dejaba toda consideración crítica para más adelante.
En conclusión, Martín Mónaco no fue regidor de Pamplona ni el 9-IX-1813 ni en el Ayuntamiento constitucional del 28-XI-1813. Desde luego, no por pertenecer al Ayuntamiento del 28-XI-1813 se era liberal, pues entre ellos había 8 (incluido un alcalde) que serán realistas y 2 liberales. Mónaco sí fue regidor el 1-IX-1811, bajo la dominación francesa, concretamente el regidor 5º del Burgo de San Cernín.
Ya en el trienio liberal, Mónaco es votado o elegido elector parroquial por la Junta Electoral de la parroquia de San Lorenzo el 24-XII-1820 con 31 votos (el que mas de su parroquia), y de nuevo por la Junta Electoral del 8-XII-1821 con 31 votos (el que más de su parroquia), y de nuevo por la Junta Electoral del 8-XII-1821 con 21 votos (a un voto del primero) para formar el cuerpo que elegirá después el nuevo Ayuntamiento constitucional. Estuvo presente en las votaciones de 25-III-y 24-XII-1820 y de 8-XII-1821. No asistió a la junta del 1-XII-1822 –momento de eclosión liberal- pero en ella sólo obtuvo un voto, el de Pedro Mangado. Estas elecciones para elector parroquial no estaban llenas de significado político, aunque llama la atención que casi desapareciese su nombre en diciembre de 1822, año de la radicalización liberal y del auge de la guerrilla realista (10).
Conforme a la nueva legislación, es nombrado Juez censor municipal de la libertad de imprenta el 12-I-1822. Situación ésta que difiere totalmente a la radicalización liberal de la nueva lista del 23-III.1822. En la lista de enero figuran 48 vecinos (11). Recordemos que la primera salida de pamploneses a la guerrilla fue en diciembre de 1821 y que la segunda, de carácter masivo, fue en junio de 1822. La primera en invierno fracasó y la segunda en verano fue un éxito. No obstante, la intervención francesa del duque de Angulema será necesaria para el triunfo.
Es nombrado por el Ayuntamiento repartidor de la contribución territorial el 22-IX-1821, en sustitución de don Policarpio Daoiz (hacendado realista). Todos los repartidores pagan contribución directa (12).

3. COMERCIANTE, ADMINISTRADOR Y HOMBRE DE NEGOCIOS.
Martín Mónaco figura en el sector del comercio pamplonés, concretamente como cerero. Su posición económica era desahogada como se observa en la mansión que levantó como copropietario en la plaza del Castillo. Además, ocupó otros cargos en la administración municipal, lo que mostraba que era una persona capaz para los negocios.
Figura en la lista municipal de alcabala por encabezamiento de 1814-1816 en la profesión de cerero. Paga una suma superior a la media de 130 reales fuertes en una lista de 1814, reduciéndose la cuota a 90 r.f. anuales en otra para los años 1814-1815-1816 (13).
También figura en la lista de alcabala por encabezamiento de 1824-1825 entre los cereros y chocolateros. En tal caso debía pagar una suma normal de 80 reales fuertes por dos años. En esta última lista se encuentra en el puesto sexto, junto con otros tres vecinos, y paga más que 26 confiteros restantes (14).
En 1817-1831 figura como vecino de Pamplona, encargado de la dirección de la empresa de la leña del rio, es decir, asentista de este servicio controlado por el Ayuntamiento (15).
Al comienzo de la guerra carlista, en 1834 figura como administrador del Hospital General cuyo patronato pertenecía al Ayuntamiento de Pamplona. Esta institución era muy importante en Pamplona y para Navarra –acogía enfermos de unos y otros lugares-, lo que indica la significación del cargo.

4. EL SECTOR ACOMODADO DE LA CIUDAD.
Con lo dicho hasta aquí es manifiesta la pertenencia de Martín Mónaco al sector acomodado de la ciudad.
Sin embargo, hay otros datos que lo reafirman. No sólo puede hablarse de sus contribuciones pecuniarias municipales y sus cargos, sino también por encontrarse entre los vecinos a los que el Ayuntamiento solicitaba adelantos pecuniarios en unas circunstancias extraordinarias.
A sus 32 años y en momentos del final de la ocupación francesa, el 1-IX-1813 el Ayuntamiento de Pamplona le solicita 1.500 r.v. (era poco en el conjunto de prestamistas) para cubrir el empréstito de 400.000 reales de vellón exigido por los franceses, una vez que el Ayuntamiento obtuvo el permiso del dominador francés para ampliar su lista anteriormente formada, de modo que de 74 pasaron a 104 vecinos (16).
También los regidores del Ayuntamiento liberal de 1822 consideran que Martín Mónaco podía realizar un adelanto de dinero para las necesidades de la Provincia de Navarra (18-XII-1822).
Ignoramos cuál fue el motivo, pero no se encuentra entre los particulares que voluntariamente contribuyeron con dinero para el equipo de la Milicia Nacional Voluntaria de Fusileros, a diferencia de varios potentados y personas socialmente relevantes, aunque no pocas de ellas figurarán en el sector urbano realista (17).

5. ACTIVIDAD POLÍTICA DURANTE EL TRIENIO CONSTITUCIONAL.
En 1814 Martín Mónaco no se encuentra entre los vecinos y cargos rehabilitados como empleados civiles del ayuntamiento o de la administración pública, no sirvió al gobierno intruso napoleónico.
Durante el Trienio constitucional Martín Mónaco careció de participación política (18).
Ello está claro, y puede extrañar de un vecino que en 1834 será abiertamente carlista y perseguido por ello. No obstante, hay algunos vecinos identificados por los realistas como liberales durante el Trienio y que, en 1833, se levantarán por don Carlos V y VII de Navarra; me refiero al miembro de la Diputación provincial de Navarra en el Trienio don Crisóstomo de Vidaondo y Mendinueta. La verdad es que esto no era lo habitual –lo frecuente era una continuación de posiciones políticas y significados- aunque las circunstancias permitían aparentar lo que no se era, máxime después de la experiencia de la ocupación napoleónica.
Son muchos los vecinos significados como liberales moderados o radicales y como realistas en Pamplona. Esa afirmación de que las ciudades eran liberales, y que el mundo rural era realista, pera establecer así una antítesis campo-ciudad, es una leyenda ideológica.
Permítasenos una aclaración. Esa militancia no significa que en unas u otras personas concretas no tengamos algunas dudas manifestadas el transcurso de los acontecimientos, ni que no existan algunas contradicciones aparentes, ya que no todo se muestra nítido y lineal en las circunstancias tan complejas del gobierno de una ciudad durante el Trienio, en la necesidad de preservar la propia posición como forma de vida, y en el mantener una oposición inteligente al Gobierno salido de un pronunciamiento militar. Lo mejor que podría hacer un historiador es charlar con cada persona del pasado, pero claro que esto es imposible. Lo decimos porque es un poco chocante que Martín Mónaco pasase desapercibido políticamente en una sociedad que tarde o temprano se manifestó con nitidez en uno u otro sentido político. Ignoramos el temperamento y carácter de Martín Mónaco, su costumbre adquirida durante la dominación francesa en relación con los poderes de hecho, la importancia que para él tenían los cargos públicos, y hasta su personal capacidad de movilización.

6. MILICIA NACIONAL.
Martín Mónaco participó en la Milicia Nacional de Pamplona a comienzos del Trienio. Ello no implicaba una definición política.
Nuestra tesis es que Martín Mónaco no mostró una significación política por su pertenencia al cuerpo voluntario del Tercio de Caballería de la Milicia Nacional de Pamplona. Tuvo alguna participación en el Tercio a sus comienzos pero en los momentos de clara significación política se retiró del mismo.
Creemos haber demostrado (19) que los realistas de Pamplona no rehusaron participar en la Milicia Nacional Local y Voluntaria de Pamplona institución ésta típicamente liberal. Quizás esta Milicia, por su carácter voluntario y que desplazaba al ejército de la ciudadela, les recordase al Tercio armado de vecinos del Fuero pamplonés del Antiguo Régimen /Privilegio de la Unión 1423) que se reunía para proteger la ciudad en caso de amenaza militar mientras la tropa del Ejército regular se retiraba a proteger la ciudadela. Hemos comprobado que en las listas de la Milicia Voluntaria de Pamplona de Fusileros había muchos realistas hasta que las Cortes de Madrid desarmaron el Batallón el 26-III-1822 por haberse enfrentad a tiro limpio a la Tropa el día de San José, 19 de marzo, día en el que se celebraba la Constitución. Este Cuerpo no se volvió a formar de nuevo. En el primero Tercio de Caballería había varios realistas (Juan Pío Jaén era su comandante y era realista) y en el Cuerpo de Artillería ninguno. Este último engrosó sus efectivos ante lo ocurrido el 19-III.1822.
Decimos que en Pamplona se formó una Milicia Voluntaria de varios cuerpos como el de fusileros con granaderos y cazadores, más caballería, cuerpo de artillería y miqueletes. Luego estaba la Milicia de la Ley o legal que nunca se convocó y reunió. Por otra parte, el Ejército, que en Pamplona era liberal y llevó a cabo su propio pronunciamiento militar que prolongó el del general Rafael Riego, velaba sus Armas en la ciudadela.
En una población de 13.000 almas –concretamente eran 12.482 el 31-XI-1820- se alistaron 600 para infantería y 32 para caballería. Era el 20-V-1820.
Martín Mónaco y Joan Pío Jaén no se encuentran entre los 15 vecinos que solicitaron al Ayuntamiento la formación del Tercio de Caballería por primera vez, entre los cuales se encontraba Domingo Escartin (comerciante y conspicuo liberal). Entre los solicitantes habrá 7 liberales y de 8 se ignora su posterior filiación política (20).
Mónaco figura como sargento en la lista del primero Tercio de Caballería Voluntaria de Pamplona. La primera lista la forman 39 voluntarios. Cada voluntario se costeó el bagaje, lo indica que sus efectivos tenían que tener recursos económicos propios. En dicha lista el mando lo tiene Joan Pío Jaén (subteniente, comerciante, realista y futuro carlista), siendo Mónaco su sargento. La responsabilidad era grande, máxime cuando llegaron las delicadas circunstancias del alzamiento realista.
Refirámonos ahora al hecho mencionado de la refriega mantenida por las calles de Pamplona. Resulta que el 19 de marzo de 1822, día de San José y aniversario de la proclamación de la Constitución –“la Pepa” se le irá llamando-, tuvo luego un conflicto armado y un prolongado tiroteo entre la Milicia de fusileros de Pamplona y la Tropa del Ejército regular, como sabemos abiertamente liberal, realizado en las calles de la ciudad. La tropa fue arrinconada en la ciudadela, con el comprensible y consiguiente escándalo en las Cortes de Madrid. El exitoso enfrentamiento del Batallón de la Milicia contra una tropa que había provocado a “Los serviles de Pamplona” en el café de la Suscripción y por la calle, se saldó con varios muertos y heridos de cada bando, saliendo más perjudicados los militares. A continuación, ésta Milicia Voluntaria entregó las armas durante 3 horas, a insinuación de sus Jefes civiles. Días después, el Ayuntamiento –y también la Diputación provincial el 1-V- protegerá a sus vecinos de las expresiones del 2º Batallón de Infantería Imperial Alexandro y del desarme decretado por las Cortes españolas el 26 de marzo de 1822 (21). El Tercio de caballería no participó en la refriega mortal.
La Milicia voluntaria de Pamplona-infantería, caballería etc. –fue a Salvatierra de älava a reprimir a los facciosos, a la insurrección realista formada por voluntarios, y acudieron bajo el mando del general Miquel López Baños. La lista de los que marcharon está fechada el 8-VI-1821. En ésta fuente se dice que: “voluntariamente se pusieron en marcha para dicha expedición”. En esta ocasión, el jefe del Tercio, el realista Juan Pío Jaén, no fue a Salvatierra, sustituyéndole en la jefatura Martín Mónaco, que era sargento y como tal ejercía de comandante accidental de un Tercio de tan sólo 21 individuos, entre los que habrá 16 liberales según otras fuentes. ¿Es esto suficiente para identificar a Martín Mónaco como liberal? Por lo dicho antes y por lo que añadiremos a continuación creemos que no.
Si se advierten las circunstancias, sería un poco chocante que ninguno de los dos mandos –Jaén y Mónaco- fuesen a Salvatierra de Álava, de modo que de fallar el primero, al menos tenía que ir el segundo. Consta que entre los milicianos fusileros que fueron a Salvatierra de Álava habrá varios que al menos después figuran como realistas –incluso en la guerrilla realista- aunque habrá bastantes liberales, aunque también es cierto que entre los milicianos de Caballería no había ningún realista. Lo dicho favorece nuestra interpretación de la necesidad que tenía Mónaco de acudir en la expedición contra los realistas. Además, una era ir a Álava y otra combatir (23).
El Ayuntamiento de 1822, que por otros datos sabemos que era de mayoría realista, se opuso por mayoría de votos a que saliesen los voluntarios a Salvatierra de Álava:
“mientras haya tropa permanente no salgan las tres compañías de voluntarios nacionales que se trata de situar en Estella, fundando su opinión en que consideran que el destino de la tropa permanente no esta limitado á este ú el otro pueblo, y el de la Milicia Nacional Voluntaria y Legal está por reglamento a defender sus hogares y términos de su Pueblo, y en que consultando al bien general de la Nación creen mas útil para la estincion y terror de los facciosos que salgan de tropa de línea; y los Señores. Conce de Agramonte, y D. José Mª Vidarte, votaron también que no salgan las compañías de milicianos, fundándose en que consideran que no se hallan facultados por el Reglamento para hacer pasar á los Milicianos la línea prescripta por la ley” (23).
He aquí el único dato que nos permite pensar que Mónaco estaba entre los liberales de la ciudad. Es un dato pobre, pero es un hecho. Mónaco estará entre los 24 pamploneses firmantes de no comprometida representación del Tercio de Caballería a las Cortes el 5-IV-1822. Recordemos que este Tercio tan sólo estaba formado por un total de 33 vecinos. En dicha representación, los milicianos se quejaban de haber sido comprendidos en el desarme de la Milicia Nacional Voluntaria de Pamplona decretado por las Cortes Nacionales el 26-III-1822. Su argumento fundamental era que el Tercio no había tenido parte en la refriega moral de la Milicia Voluntaria de Fusileros contra la tropa liberal del Ejército regular. Por ello, solicitaban que se les formase una causa para mostrar su acrisolado honor. En resumen: no querían caer en desgracia ya por convencimiento liberal o bien por justicia y conveniencia (24).
¿Quiénes estaban en la lista de firmantes? Hemos dicho que 24 de 33. Entre ellos había cinco realistas: Pantaleón Olave, Joan Pío Jaén, Dionisió Larraz, Antonio Agustín (por ejemplo, saldrá a la guerrilla realista) y José León Viguria. Otros 12 firmantes sabemos que serán liberales seguros por otros conceptos. Otros 4 podrían ser conceptuados entre los liberales por el mero hecho de ir a Salvatierra de Álava contra los realistas; uno de ellos era Martín Mónaco que era cerero, y los otros Angel Guidoti que era pastelero, el padre de Prudencio Espinal que era comerciante y Bernardo Ecala que era guantero. De 3 firmantes se ignora totalmente su posición política.
¿Por qué firman sólo 24 y no los 33 del Tercio? La respuesta es que cuatro no firman estando en la ciudad –ignoramos sus nombres-, y había otros cinco que estaban ausentes de Pamplona.
De los 24 firmantes, 14 estuvieron en la expedición a Salvatierra (he añadido a Prudencio Espinal), entre ellos Martín M´`onaco. De dichos 14, 10 eran liberales por otros motivos, y de 4 no hay otros datos de su comportamiento político (Martín Mónaco, Bernardo Ecala, Ángel Guidoti, Prudencio Espinal). También es cierto que ninguno de los que sabemos que son realistas fue a Salvatierra.
Dicho esto, ya se ve que la profesión de historiador es apasionante. Creemos que Martín Mónaco no era liberao por estar en el Tercio de Caballería, ni incluso por el hecho de ir a Salvatierra de Álava, y que sí estuvo comprometido para acudir contra los facciosos toda vez que Joan Pío Jaén no fue siendo su comandante y él era el sargento y segundo mando del Tercio.
Segundo tercio. El primer Tercio reseñado hasta ahora es anterior a la oferta que el 28-VI-1822 seis conspicuos liberales presentaron al jefe político Ramón Sánchez Salvador, con el objeto de formar un nuevo Tercio para defender la Constitución. En esta nueva solicitud no firma Martín Mónaco, ni los realistas mencionados o bien Ecala, Guidti y Espinal. He aquí el nuevo Tercio, declaradamente liberal. Todos los 49 miembros dela lista que se forme en julio, dirigidos por Francisco Salboch (cerero y conspico liberal), entonces serán abiertamente liberales. La oferta se mantiene en otro documento del 11-IX-1822, solicitando al jefe político la creación del nuevo Tercio de Caballería “como sus buenos hijos, y dar nuevas pruebas de que los liberales hijos de la España no son capaces de abrigar ningun resentimiento (del anterior desarme), no apetecer otro bien que el de ser libres con su amada madre patria”. A continuación hay varias listas entre el 2 de julio (49 individuos) y el 11 de septiembre (25).
Pasaron dos años, y no Mónaco ni Juan Pío Jaén figuran en la lista de milicianos de caballería formada tras el Trienio Constitucional el 27-XIII-1824, de aquellos individuos que había formado parte del Tercio de Caballería “durante el pretendido sistema constitucional”. Es decir, se trataba de individuos tachados de liberales. Tampoco figuran Joaquín de Mencos, Mutiloa, Lacunsa, Mutuberría, Ecala, Caballero, Olondriz, Guidoty. De estos últimos, salvo Mencos, Lacunza, Ecala y Guidoty, los demás serán liberales por otros conceptos (26).
Al margen de la milicia Nacional Voluntaria, sabemos que Martín Mónaco no está en la lista de las 123 familias de vecinos ausentados de la ciudad durante el bloqueo de Pamplona por las tropas realistas de 1823, aunque se sabe que había muchísimas más fuera.
Al final del Trienio, en cuanto a las filias y fobias políticas, las cosas quedaban claras, pero no porque antes no lo estuviesen. En efecto, siempre estuvieron suficientemente claras, de modo que las élites de Pamplona, de general tendencia realista, se ocuparon en controlar los resortes del poder municipal ante la supervisión de un jefe político liberal y una guarnición hostil y decidida. Pongamos un supuesto. De haber jugado las clases medias pamplonesas la carta del liberalismo moderado, y de haber huido de la posterior radicalización liberal, volviéndose contra ella a favor de la solución anterior al pronunciamiento de Riego, seguramente la situación no hubiese explorado como saltó por los aires en tan breve espacio de tiempo. Creemos que las clases medias pamplonesas no pertenecían al liberalismo moderado sino que deseaban la situación anterior a 1820 (en Navarra no era absolutista), aunque se amoldaron en lo que pudieron a la nueva situación, aún discrepando de ella. Ellas controlaban la política municipal –los Ayuntamientos, los mandos de la Milicia Voluntaria de fusileros y caballería- mientras los jóvenes de la ciudad iban a la guerrilla. Nos referimos a la dinámica de los hechos locales y no a la influencia de la política desarrollada por el Gobierno de Madrid. La distinción entre liberales moderados y radicales era secundaria, pues todos tenían en común lo principal que era el liberalismo y lo que significaba era suficientemente conocido por todos, no precisamente perseguidos de la religión según la Constitución de 1812. El conflicto inicial que en abril de 1820 estalló en la ciudad en la misma creación de la Milicia Nacional es indicio de ello. El conflicto provocado por los partidarios de Espoz y Mina dicho mes de abril estaba al margen de la dialéctica entre liberales moderados y radicales.
No cabe duda que en la ciudad había un sector liberal más o menos decidido, aunque reducido, perteneciente a todos los sectores sociales, por lo que no podemos hablar de revolución “burguesa”, ni de “revolución urbana” máxime cuando también en el mundo rural se encuentran personas adscritas al liberalismo.
Por la refriega del 19-III-1822, por la masiva salida de vecinos de la guerrilla en diciembre de 1821 y sobre todo en junio de 1822, y por la prisión del Ayuntamiento de mayoría realista en la ciudadela del 18 de octubre hasta el 3 de diciembre de 1822, la ciudad obtuvo del rey Fernando VII el titulo de Muy Heroica, que se añadía al de Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Pamplona. Ello fue poco después de la guerra constitucional y de la llegada de los llamados Cien Mil Hijos de San Luis en apoyo de los realistas, todo los cuales llegaron a bloquear la ciudad de Pamplona. Hablamos de bloqueo o sitio porque así lo señalan los hechos, y sobre todo, así lo recoge con esta palabra la documentación municipal aunque ello no satisfaga a Del Rio.
Y pasará el tiempo. Mónaco tampoco figurará en la lista de militares, empleados civiles, particulares y de diferentes cuerpos, invitados el 24-II-1834 para acompañar a la Diputación del Reino en el acto de la proclamación de doña Isabel II en Castilla y 1ª en Navarra (27). Entre ellos hay antiguos realistas y carlistas, de los que ignoramos quien asiste.

7. EN EL CARLISMO Y SERVICIOS DE INFORMACIÓN.
Carlismo o liberalismo como momentos de máxima tensión y definición en Pamplona (28).
En este momento Martín Mónaco era administrador del Hospital General cuyo patronato pertenecía al Ayuntamiento de Pamplona. El Ayuntamiento le removió del cargo junto con otros empleados el 11-II-1834, sin orden superior, por estar “poco satisfecho de la adhesión a la Reina” (29. El 21 de dicho mes se rechaza su solicitud de readmisión por unanimidad (a Pedro Juantorena, por ejemplo, se le readmitió no obstante para expulsarle después el 19-IX). Según la policía y el testimonio de particulares era desafecto o sospechoso de serlo en relación con Doña Isabel.
Martín Mónaco figura entre otros carlistas de Pamplona que ocuparon cargos en la administración fernandina y ahora en la carlista. Nos referimos, entre otros muchos, a José Joaquín de Lecea (fue diputado del Reino expulsado del cargo), Matías Antonio Durán (fue depositario del Vinculo y Caminos de la Diputación del Reino, expulsado del cargo), Antonio Jaso (fue contador de la Diputación, expulsado), José María Dombrasas, Tomás Tarragual, Ezequiel Torrecillas… Sus servicios y documentos firmados pueden verse en la documentación de la Junta Gobernativa carlista de Navarra (30).
Otros expulsados de la Diputación del Reino por carlistas el 1-V-1834 fueron Javier María de Arbizu (sindico consultor de la Diputación), Juan Cruz Mata (oficial 2º), Santos Cuello (secretario de la Junta Superior de Educación, montes y plantíos), y Joseph Bergara (depositario de los expedientes de Caminos Reales, desterrado a San Roque) (31).
El documento de Martín Mónaco que adjuntamos, escrito en Bayona a sus 54 años, es una información de primera mano transmitida por su hijo, sobre la decisión del Gobierno francés de no intervenir en la guerra de España y su permiso para comerciar en la frontera con materiales para el uso de armamento (32). Dice así: “Excelentísima Junta. Con esta fecha me comunica mi hijo desde Baiona por cierta y ciertísima la noticia de que en el Gobierno francés se a decidido entre 6 botos por 5 la no intervención, y enseguida ha ordenado al Director de Aduanas para que ordene la libre estraccion hasta la frontera de azufre, salitre, plomo etc. Para a (…) tan solamente de armas y esta orden ha sido comunicada hoy mismo a toda esta frontera, cuia noticia debe ser muy satisfactoria para V.E. para dejar de participársela su menor servidor. Dios Guarde a V.E. (…) compañía de Baiona 31 de mayo 1835. Martin Monaco. A la Excelentísima Junta Gubernativa del Reino de Navarra.”.

8. CONCLUSIÓN.
Martín Mónaco tiene una personalidad definida y activa socialmente. Tuvo cierta influencia en la Pamplona de su época, más económica y social que poliítica.
Pasó políticamente desapercibido durante el trienio constitucional. No se manifestó como realista, pero tampoco como liberal, salvo su obligada y circunstancial participación en la expedición de Salvatierra contra los realistas en 1821. Si algo significaba esto último –que no creemos-, enseguida modificó su postura qupes estará ausente del tercio de caballería abiertamente liberal.
Llama la atención su ausencia en la política municipal y pamplonesa antes y después de 1823, debido a la ebullición –por así decirlo- de nombres adscritos al realismo o a los liberales que fue manifestándose paulatinamente. No obstante, su caso no es el único y, además, estaba fuera de los núcleos de poder municipal cuando estallaron los acontecimientos.
Mónaco no fue liberal en el Trienio, a diferencia de lo que cree algún autor. De ser liberal era muy fácil que se manifestase como tal debido a su prestigio social.
Mónaco pertenecía a las clases medias que apostaron por don Carlos V, fue perseguido y exiliado por ello. Es más, al menos en una ocasión aportó un servicio de información a la causa carlista. Esta filiación es comprensible de leer como leía los trabajos de Alvarado o filósofo Rancio. Ignoramos el grado de amor que tenía por la naturaleza del Reino de Navarra, contraria al centralismo absolutista de los Borbones o del liberalismo, debido a la procedencia extranjera de su abuelo; pero quizás esto sea minusvalorar su vivencia entre los navarros desde que nació.
El caso de Mónaco no fue el único, pues Luciano Oyarzun, administrador de velas de sebo y de pescamercería del Ayuntamiento, también fue expulsado del cargo “po4 poco satisfecho de la adhesión a la Reina”, pertenecía al sector del comercio, y pasó desapercibido durante el Trienio. Eta algo mas joven que Mónaco, pues Oyarzun tenía 35 años en el Padrón de 1832.
Recordemos que el lema de los carlistas era el total respeto por la Religión católica, la monarquía en la que el rey reina porque gobierna, las Cortes representativas y estamentales, los Fueros del Reino de Navarra, y España como patria común y especialmente querida con ocasión de la guerra por la independencia. En España existían al menos tres tendencias políticas: innovadores o liberales, conservadores o absolutistas y renovadores o tradicionales, aún sin planteárselo. En Navarra no había absolutismo porque existían las leyes del reino, las Cortes, y se frenaba o intentaba frenar las intromisiones ministeriales borbónicas posteriores a 1767. En Navarra hubo reformas, no sólo las abundantes reformas del siglo XVIII que nosotros hemos estudiado para Pamplona, sino también la reforma de algunos artículos del Privilegio de la Unión de Pamplona de 1817, toda vez que dicho privilegio era Ley del Reino.
El choque con el liberalismo era más amplio que el señalado, pero estos eran los pilares básicos sobre los que descansaba mayoritariamente la sociedad navarra, el pueblo tradicional. Analizarlo es otro trabajo, por otra parte ya realizado por parte de sesudos historiadores.

NOTAS:
(1) GARRALDA ARIZCUN José Fermín, “La Constitución liberal gaditana de 1812. Elaboración y motivos de una oposición” 62 pp. Pubicado en Blog. Historiadenavarraacuba.blogspot.com Lunes, 3-XII-2012; ídem. “La Restauración en el Reino de Navarra el 4 de mayo de 1814. Frente al absolutismo y liberalismo”. 30 pp. Publicado en blog. Historiadenavarraacuba.blogspot.com Martes, 27-V-2014; ídem. Web “Tradición Digital” (2014); ídem. “El Derecho estaba de parte de Don Carlos”, Rev. “Ahora-Información” nº 134 (VI-VII 2015) pág.6-8. Trabajo de síntesis.
(2) AMP Sec. Padrón municipal 1821 y 1832. Hay una Francisca Ardanaz que es profcesada por el fiscal por ser adicta al sistema constitucional abolido. El proceso falta, sin duda debido a la amnistía. Se encontraba en AGN Sec. Consejo Real. Procesos, sala 1ª, v.51, fajo 4, nº 1, escribano Heza, sentenciados en 1824. Existen otras personas con el mismo nombre de Francisca Ardanaz, por ejemplo la hermana de 25 años del pelaire Fermín Ardanaz (Pellejerías nº 14) o la esposa de 32 años, natural de Tafalla, del hornero Joaquin Osés (San Miguel nº 16).
(3) Correspondencia particular y del Blog. Premín de Iruña.
(4) ALVARADO. Francisco fray, Cartas filosóficas que bajo el supuesto nombre de Aristóteles escribió el Rmo. Padre Maestro fray Francisco Alvarado, conocido ya comúnmente por El Filósofo Rancio, en las que demuestra la insubsistencia y futilidad de la filosofía moderna para el conocimiento de la naturaleza, su oposición con los dogmas de nuestra santa Religión, sus perrniciosas doctinas contra las buenas costumbres, y su influencia en el trastorno de los Gobiernos legítimos (…), Tomo v, Madrid, Imp. De E. Aguado, 1825, 392 pp.
(5) En el padrón municipal de 1821 figura como cura párroco, con 39 años, natural de Ochagavía y 3 años de residencia en Pamplona, atendido por dos sirvientas de Ochagavía y Escároz y acompañado por un gramático de Ochagavía. Vivia en el Barrio de Chuchillerías, Calle San Francisco nº 17. Es elegido juez censor de la libertad de imprenta el 22-X-1820, 10-I-1821, 23-III-1822. Es vocal de la Junta electoral de la parroquia de San Lorenzo el 9-XII-1821. Figura en la lista negra como presbítero vicario de San Lorenzo a apresar por liberal en septiembre de 1823, cuando se libere la ciudad blanqueada por las tropas realistas. Ignoramos si es el diácomo Villanueva apresado por el fiscal por un error, pues no hay otro clérigo Villanueva liberal que este vicario y párroco de San Lorenzo. Habrá que investigar si cuando triunfan los realistas en septiembre de 1823 fue removido de su cargo, como lo fue el vicario Irigoyen, toda vez que el obispo era.
(6) Aunque tenemos más datos, apuntemos que Simón Garde firma una representación de 30 vecinos de Pamplona, en un sentido Realista, ante las autoridades legitimistas que estaban en Puente la Reina, solicitando protección de sus bienes (16-V-1823). AGN Sec. Guerra leg. 28 carp. 83.
(7) Constatamos dos personas como Miguel Tirapu. Un Miguel Tirapu tiene 38 años, y es maestro cerrajero con taller, viviendo en la calle San Gregorio 26; el otro es Miguel Martín Tirapu, comerciante de 42 años, que también figura como empleado con casa en la calle Santo Domingo nº 12 según el padrón de 1821, o bien como escribiente en el Padrón de 1822. En cualquier caso, en principio no extraña que adquieran la obra del P. Alvarado debido a su bajo estrato social.
(8) GARRALDA ARIZCUN, José Fermín, “El Ayuntamiento constitucional de Pamplona como ruptura en los albores de la revolución liberal (1808-1833), Pamplona, Rev. “Principe de Viana” nº 186, (enero-abril 1989), pág. 151-215. AMP Consultas lib. 69-83 (1808-1834)
(9) AMO Sec. Consultas y Sec. Elecciones leg 6.
(10) AMO Sec. Consultas leg. 78 f. 18 y 78.
(11) AMP Sec. Consultas lib. 78, f. 24 (12-I-1822). De esta manera el Ayuntamiento aplica el Art. 37, Tit. 7 de la Ley de libertad de imprenta del 22-X-1820, sancionada por el rey el 12-XI-1820. Entre ellos hemos localizado 14 vecinos que mostrarán su tendencia realista durante el Trienio y 1 dudoso de serlo (Mónaco sólo aportaría su filiación carlista en 1834), y a su vez 5 liberales y 2 dudosos de serlo. De 16 vecinos nada nos consta. No obstante, la posterior modificación de dicho Art. 37 hizo que el Ayuntamiento tuviese que elegir por sorteo un tercio entre los indicados, según dispuso la Diputación provincial.
(12) AMP Sec. Consultas, lib. 78 f. 2vº (22-IX-1821).
(13) AMP Sec. Alcabala leg. 3 (1781-1825).
(14) AMP Sec. Alcabala leg. 3 (1781-1825).
(15) AMP Sec.Leña del rio. Leg. 3, 1780-1833.
(16) AMP Sec. Consultas lib. 71, f, 43-47 (1-IX-1813).
(17) AMP Sec. Guerra. Milicia nacional, leg. 2 (1820-1823).
(18) GARRALDA ARIZCUN José Fermín, “Antecedentes de la guerra carlista. Estudio socio-político de Pamplona en el trienio liberal (1820-1823)”, Pamplona, Rev. “Principe de Viana”, nº 181 (mayo-agosto 1987), 487-526 pp.
(19) GARRALDA ARIZCUN José Fermín, “La Milicia Nacional local de Pamplona durante el Trienio constitucional. Estudio sociológico y político de sus componentes”, Pamplona, Rev. “Principe de Viana”, Anejo 9, 1988, pág. 319-334.
(20) AMP Sec. Guerra. Milicia nacional leg. 2, 1820-1823 (8-XI-1820).
(21) AGN, Sec. Guerra leg. 24 carp. 45 (1-IV-1822).
(22) AGN, Sec. Guerra, leg, 23 carp, 39 (1821).
(23) AMP Sec. Consultas lib. 76, f. 90.
(24) AGN Sec. Guerra, leg. 24, carp 26 y carp, 49 (1822).
(25) AGN Sec. Guerra. Milicia Nacional, 1820-1824) Sec. Sec. Guerra leg. 26, carp. 5 (28-VI-1822).
(26) AGN Sec. Guerra leg. 30, carp.55.
(27) AGN Sec. Casamientos de reyes, sucesión a la Corona, leg.5 carp. 53.
(28) GARRALDA ARIZCUN José Germín, “El apoyo popular al carlismo en Pamplona”, VV.AA., Las guerras carlistas, Madrid, Actas, 1993, 421 pp., pág. 219-248; Ídem., “Los carlistas expulsados de la Diputaci`´on del Reino de Navarra y del Ayuntamiento de Pamplona en 1834”, Pamplona, Rev. “Principe de Viana” Anejo 5-1986, 656 pp., pág. 287-312.
(29) AMP Consultas lib, 83, f. 232.
(30) AGN, Sec. Junta Gubernativa carlista.
(31) AGN, Sec. De la Diputación leg. 5,. Carp. 34. Hubo otros vecinos expulsados de sus cargos.
(32) AGN. Sec. Junta Gubernativa carlista leg. 0.
Laus Deo.